DIALOGO DE FEDON O DEL ALMA:

En este dialogo se no habla de los últimos momentos de Sócrates en las cuales asistieron Ecquécrates, Fedón, Apolodoro, Cebes, Simmias, Critón, Jantipa (mujer de Sócrates) y el Sirviente de los Once (el encargado de darle la cicuta a Sócrates).En él se cuenta la última noche de Sócrates en la cárcel; a la mañana siguiente, al amanecer debe beber la cicuta, y permiten que los amigos pasen con él hablando esa última noche.

Sorprende la serenidad de Sócrates frente a la falta de ella de los amigos, que llegan a llorar al final, como Critón. Los temas que tratan son la muerte, la filosofía la inmortalidad del alma y el dominio de las pasiones como caminos de purificación.

Como ya se mencionó, es sorprendente la serenidad y a la tranquilidad de Sócrates en sus últimos momentos y con esa paciencia de explicar lo que es la muerte que es la separación del cuerpo y del alma. Sócrates habla de los cisnes, animales de Apolo y adivinatorios; según él, cantan cuando contemplan las excelencias del mundo divino.

Simmias le dice a Sócrates que no considera suficientes las pruebas que ha dado sobre la inmortalidad del alma: si el cuerpo es armónico, a esa armonía se puede llamar alma, y no está en ningún lado por ello, al romperse el cuerpo, aquella desaparece.

Si existe la belleza es porque participa de la Belleza, no porque la compongan los ojos y los nervios; existe la idea, y lo demás participa de ella. Y esas Ideas no nacen ni perecen; de ellas nace lo sensible. Lo que hace vivir al cuerpo es el alma, que es el alma, que es inmortal, pues no admite lo contrario a ella, que es la muerte. Por ello hay una tarea ética: cuidar del alma apartándola de las pasiones, alimentándola de templanza y pureza. Este es el camino de la purificación, y por ello acepta con serenidad cuando llega el Sirviente de los Once a darle la cicuta.

CRITICA:

En este dialogo nos habla acerca de la trascendencia de alma y que al morir su alma ira al inframundo que en ese tiempo se tenía esa creencia que todas las almas iban al inframundo, y que al alma no hay que corromperlo con las pasiones del cuerpo.

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